La séptima y última parte del árbol de la ciencia es bastante breve aunque muy impactante.
Al principio Andrés y Lulú se casan y viven juntos en una paz y armonía muy especial que es envidia de todos, sin embargo esta situación no dura para siempre y el resto de la parte se centra en el tema de tener descendencia.
Lulú es una mujer que quiere tener hijos, tiene un sentimiento de querer ser madre muy fuerte y el no poder serlo, ya bien porque su marido no quiere o porque no se queda embarazada, le hace entristecer enormemente.
Por otro lado Andrés se opone completamente a tener hijos porque no quiere dejar a su descendencia en la España del siglo XX que él ve tan mala, tan penosa, un ambiente que detesta. Se intenta imaginar como podría vivir su hijo en este entorno pero no puede, le resulta incluso doloroso el simple hecho de pensarlo.
Finalmente Lulú se queda embarazada y Andrés, por no querer verla triste, accede a tener el hijo. Durante el parto todo sale mal, el niño sale muerto y Lulú muere al cabo de pocos días.
Andrés se derrumba, todo lo que quería había desaparecido y por lo tanto ya no le quedaba ningún motivo para continuar viviendo en ese mundo que detestaba por lo que acaba huyendo del mundo, se acaba suicidando.
El final del libro lo he encontrado muy impactante, porque a pesar de haberme leído todo un libro cargado de pesimismo y dramatismo me imaginaba que acabaría bien, encontrando una solución al mundo que le rodeaba, a la España del siglo XX. Pero en vez de esto acaba con el suicidio del protagonista, cosa que me da a entender que no había ninguna solución para "el problema de España" del que hablaban los de la generación del 98 y por lo tanto se tenía que huir del mundo de una manera cobarde, sin intentar hacer nada para mejorarlo o salvarlo.
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